El resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses pulverizó los pronósticos previos y desencadenó a nivel global una catarata de editoriales y análisis compatibles con la sorpresa y la preocupación respecto de los que podría implicar la gestión de un personaje del perfil de Donald Trump como presidente del país más poderoso de la tierra.



La derrota categórica de la candidata del establishment financiero y la gran industria armamentista puso al descubierto una vez más la crisis global de representatividad, pero también el desmoramiento que a nivel global asedia a los grandes medios de comunicación y a los encuestadores tradicionales, en general lobbystas de oscuros  intereses concentrados de poder.

En lo que concierne a los mass media, es posible hacer un recorte histórico en los últimos treinta años, y observar que su antigua capacidad de crear agenda (y no ya únicamente de crear opinión) se ha desarmado como un castillo de naipes. La gran prensa es parte de los grandes paradigmas que durante más de dos siglos disciplinaron a occidente y que se encuentran hoy en franco proceso de cuestionamiento y permanente escrutinio por parte de la opinión pública. No hay necesidad de observar el rol que jugaron en los estados Unidos de cara a esta elección. Con auscultar el papel que esos grandes medios jugaron –y juegan- en Europa, en América Latina y también en la Argentina, es posible concluir que los esfuerzos  sistemáticos y omnipresentes que han hecho para denostar candidatos e impulsar descaradamente a otros los ha agotado y los ha sumido en un descrédito cada vez más generalizado. Hace muy pocos años, era moneda corriente escuchar que nadie resistía determinado número de tapas del diario argentino más influyente. Hoy, en cambio, vemos que la prensa debe concurrir a estas operaciones oscuras en alianza con otros sectores no menos interesados (burocracia judicial, servicios de inteligencia públicos o privados, etc). En nuestro pago chico abundan también esos reprochables cometidos.

Volviendo al análisis de estos aparatos ideológicos y su papel durante los momentos previos a la elección presidencial norteamericana, es necesario concluir que esta formidable campaña de direccionamiento no alcanzó para disimular las pulsiones que anidaban en el imaginario social. Trump ganando entre los inmigrantes, los adultos mayores, gran parte de la clase media e incluso entre los intelectuales, da una pauta del grado de prevención de las sociedades frente a este tipo de campañas mediáticas y de la reproducción interminable de un rotundo fracaso de opinólogos, politólogos, cientistas sociales y otras expresiones del status quo enmascarados como periodistas independientes.

Por el contrario, pareciera ser que fue el confinado Julian Assange y sus indiscutidas revelaciones quien ocasionó uno de los impactos más devastadores a las chances de la candidata que en su momento festejara a la vista del mundo entero el asesinato agravado del presidente Kadafi.

El colapso de encuestadores  no fue menos vergonzoso. Paradójicamente, después de los tediosos debates entre los entonces candidatos, la prensa hegemónica se apresuró a dar cuenta de un estiramiento de la ventaja de Clinton sobre el magnate que finalmente capturó el voto antisistema.

La evidente manufacturación de esos datos, con el objeto de manipular la opinión pública y el voto de los norteamericanos, invisibilizó intencionadamente algunos pareceres como el del creador Michael Moore y también, y muy especialmente, las advertencias y estudios del Profesor Allan Lichtman, quien había acertado todos los resultados presidenciales desde 1984 a través de un método que consta de 13 puntos, y que venía pronosticando desde meses atrás la victoria del republicano.

Recordamos: su fórmula se aleja de los métodos convencionales de los encuestadores en retirada Su fórmula contaba de 13 variables - o claves, como él las denomina - que se pueden responder con un "verdadero" o un "falso". Así, el académico sostenía que un "verdadero" favorece al candidato del partido actualmente en el gobierno -en este casoHillary Clinton- y, por tanto, si seis o más de esas claves se responden con un "falso", el candidato del partido opositor -en este caso, Donald Trump- ganaría las elecciones.

Las 13 claves, que están explicadas en profundidad en su libro "Predicción del próximo presidente: las claves para la Casa Blanca 2016", son las siguientes: 

1.      Mandato del partido: Tras las elecciones de mitad de mandato, el partido actualmente en el gobierno tiene más escaños en el Congreso que en las anteriores elecciones de mitad de mandato. 

2.      Oposición: No hay un candidato opositor serio al candidato del partido que actualmente está en el poder. 

3.      Cargo: El candidato del partido que está gobernando es el actual presidente. 

4.      Tercer partido: No hay un tercer partido o campaña independiente importante. 

5.      Economía a corto plazo: La economía no está en recesión durante la campaña electoral. 

6.      Economía a largo plazo: El crecimiento de la renta per cápita en el último mandato presidencial es igual o superior a la media de crecimiento en los dos mandatos anteriores. 

7.      Cambio político: La administración en el poder pelea por grades cambios en la política nacional. 

8.      Descontento social: No hay un descontento social sustancial durante el mandato presidencial. 

9.      Escándalo: La administración en el poder no se ha visto afectada por un gran escándalo. 

10.  Fracaso militar/ política exterior: La administración en el poder no sufre un gran fracaso en temas militares o de política exterior. 

11.  Éxito militar/ política exterior: La administración en el poder logra un gran éxito en temas militares o de política exterior. 

12.  Carisma del candidato del partido gobernante: El candidato del partido gobernante es carismático o un héroe nacional.

13.  Carisma del candidato opositor: El candidato del partido opositor no es carismático ni un héroe nacional. 

Teniendo en cuenta estas claves, en una entrevista concedida a 'The Washington Post', Lichtman predijo que Donald Trump tiene todo a su favor para ganar las próximas elecciones presidenciales, y explica los motivos. "Con seis falsos estás fuera. Y por ahora los Demócratas suspenden, seguro, cinco de las claves", explica el profesor. Así, las claves en las que falla Hillary Clinton son:

·         La nº 1: los republicanos tienen más escaños en el Congreso que los demócratas. 

·         La nº 3: el candidato demócrata a la Casa Blanca no es el actual presidente. 

·         La nº 7: no ha habido grandes cambios en la política nacional durante el segundo mandato de Obama, al menos en los términos que supuso la reforma sanitaria de su primer mandato.

·         La nº 11: no ha habido grandes éxitos en la política exterior. 

·         La nº 12: Hillary Clinton no tiene el carisma que han tenido otros candidatos demócratas. 

Así, con un "falso" más en cualquiera del resto de claves, los demócratas perderían las elecciones. Lichtman ponía como ejemplo la clave nº 4, que se refiere a la existencia de un tercer partido que, en este caso, sería la candidatura de Gary Johnson. "Si un candidato de un tercer partido está previsto que obtenga al menos un 5% de los votos, entonces los demócratas tendrán otro falso y, según las encuestas, Gary Johnson tiene en estos momentos entre el 12 y 14 por ciento de intención de voto de lo estadounidenses", explica el profesor al periódico estadounidense. 

Sin embargo, Lichtman señala que "debido a la naturaleza sin precedentes de la candidatura de Trump y a Trump en sí mismo, este podría desafiar todos los pronósticos y perder", a pesar de tener siete claves a su favor. "Donald Trump ha hecho de estas elecciones las más difíciles de evaluar desde 1984. Nunca antes habíamos visto un candidato como Donald Trump, y Donald Trump bien podría romper los patrones de la historia que se han mantenido desde 1860", concluía el profesor (*). No se equivocaba. Pero casi nadie pudo reparar en su análisis en occidente.

(*) https://actualidad.rt.com/actualidad/219588-trump-ganara-elecciones-segun-profesor-ha-acertado