Por Diego Gómez (*)

El surgimiento de la República Popular Húngara (RPH), el 16 de noviembre de 1918, acababa definitivamente con la unión monárquica entre Austria y Hungría. A mediados de octubre de 1918, mientras el ejército austrohúngaro se desintegraba en el frente, en las calles de Budapest se sentía con fuerza el descontento popular para con la guerra. A principios de noviembre, tras la Revolución de los Crisantemos (1), dirigentes del Partido Socialdemócrata Húngaro, del Partido Radical y del Partido Karolyi reunidos en el Consejo Nacional, intentaban conformar una Hungría independiente y republicana.

Pero rápidamente este intento fracasaba pues el escaso poder del nuevo gobierno, para afrontar la delicada situación política y económica, sumado a los movimientos nacionalistas rumanos, eslovacos y de los eslavos del sur, iba a debilitar notablemente a la recién nacida república hasta su caída en marzo de 1919.


El surgimiento de la República Popular Húngara (RPH), nacida el 16 de noviembre de 1918, acababa definitivamente con la unión monárquica entre Austria y Hungría. El conde Mihály Károlyi (2) fue nombrado como primer ministro provisional y su gobierno se caracterizó por intentar llevar adelante sensibles transformaciones (siempre dentro del régimen capitalista) que no pudieron realizarse. El imperio austro-húngaro, una suerte de “cárcel de los pueblos”, desde su conformación en 1867 tuvo una constante: los movimientos nacionalistas separatistas. El indicador histórico más importante de esta situación fue el asesinato del archiduque Franz Ferdinand en Sarajevo (3), a manos de un nacionalista (4) serbio, el 28 de junio de 1914 que iba a terminar siendo la excusa imperialista para invadir el reino de Serbia, y con ello dar comienzo a la Primera Guerra Mundial (PGM).

Károlyi, quien paradójicamente era terrateniente, pretendía transferir los grandes latifundios a los campesinos, que se pagarían a sus dueños según el valor que tuvieran en 1913. Sin embargo, la socialdemocracia húngara (aliada del gobierno) se oponía a esta medida por considerar que promovía la propiedad privada y como consecuencia esta imposibilidad iba a provocar que el gobierno no pudiera contar con el apoyo del campesinado. Contemporáneamente, en las principales ciudades el proletariado esperaba que una gran parte de sus demandas fueran satisfechas, tanto como las clases medias pugnaban porque se llevara adelante una democratización política de la sociedad. Pero ni en el campo, ni en la ciudad ni en la política pudieron ser satisfechas las demandas requeridas al gobierno de la RPH. El caos posbélico hizo imposible cualquier tipo de reforma exitosa. La vuelta de más de 1.000.000 de soldados del frente, sumado a las revueltas campesinas, la delicadísima situación económica (debido al desabastecimiento) y el avance de los ejércitos de los países limítrofes sobre el territorio húngaro determinaron la corta vida del gobierno de Karolyi.

La cuestión nacional y el cordón sanitario antibolchevique

Dentro del imperio de la doble corona las dos naciones mayoritarias eran la austro-germánica (24%) y la húngara (20%), pero también las nacionalidades eslavas (serbios, croatas, eslovenos, checos, eslovacos, polacos y ucranianos) conformaban un porcentaje cercano al 35%. Finalmente los pueblos latinos (rumanos e italianos), los gitanos y judíos completaban el total de la población. De todas las nacionalidades solo cinco eran consideradas oficialmente “históricas”, porque habían tenido una existencia estatal previa y se encontraban en un estadio político y social “más avanzado”, mientras que el resto estaban relegadas en sus derechos. Esta situación daba cuenta de la opresión nacional y del consecuente intento de autodeterminación política.

Para conservar la unidad territorial la RPH, es decir los territorios húngaros del imperio, se creaba el ministerio de las nacionalidades, que tenía como objetivo inducir a los líderes de los diversos pueblos a que abandonaran sus intenciones secesionistas. Para dicho fin se ofrecían importantes autonomías a los rutenos (5) (25 de diciembre de 1918), suavos (6) (28 de enero de 1919) y eslovacos (8 de marzo de 1919). Sin embargo este intento fracasaba completamente pues el 10 de noviembre tropas del ejército rumano penetraban y anexaban Transilvania; el 24 del mismo mes el ejército serbio ocupaba Vojvodina y el Banato Occidental, mientras que el mismo día tropas checas avanzaban sobre Eslovaquia; y por último los consejos nacionales croatas y eslovenos anunciaban su unión con el reino de Serbia para dar paso a la conformación del reino de los serbios, croatas y eslovenos el 1 de diciembre.

Los Estados Unidos de América y el imperialismo europeo triunfante, por medio de la Autodeterminación de los Pueblos diseñada por el gobierno de Woodrow Wilson en enero de 1918, promovieron en Europa el surgimiento de Estados que sirvieran como tapón a la posible expansión de la Revolución de Octubre. De norte a sur, las repúblicas bálticas (Lituania, Estonia y Letonia), la República Polaca, la República de Checoslovaquia, el reino de Hungría, el reino de los serbios croatas y eslovenos, el reino de Rumania y el reino de Bulgaria fueron formaciones políticas (algunas repúblicas, otras monarquías) absolutamente hostiles al internacionalismo proletario.

Como un “mal necesario” para bienestar del capitalismo la RPH estaba destinada a desaparecer, como formación política, e iba a ser sucedida por la República Soviética Húngara (RSH) el 19 de marzo de 1919. En aras de garantizar un freno a la posible expansión de la revolución rusa, Wilson y sus aliados británicos y franceses iban otorgando, a las burguesías nacionales oprimidas por el imperio austrohúngaro, la posibilidad de autodeterminarse políticamente.

Sin embargo, como una paradoja de la coyuntura, la RPH, en medio de un absoluto caos político y económico, daba lugar a la experiencia soviética húngara, que liderada por Bela Kun iba a llevar adelante un proceso revolucionario en el que la “ortodoxia” y la radicalidad de sus medidas no iban a hacer más que conspirar para con su supervivencia.


Notas:

1. Fue una revuelta de tropas que ante la descomposición del ejército tomaron edificios públicos, bancos y la central de correos y forzaron al emperador Carlos a cesar al recientemente nombrado primer ministro Janos Hadik y entregar el gobierno al dirigente del Consejo Nacional Mihaly Karolyi.

2. Miembro de una familia aristocrática y terrateniente, se destacó por ser un político liberal que intentó llevar adelante transformaciones democráticas.

3. Sarajevo era la capital de Bosnia-Herzegovina, región del imperio otomano que había comenzado a ser parte del imperio austro-húngaro en 1878, Congreso del Berlín mediante.

4. El atentado lo realizó Gavrilo Princip.

5. Los rutenos o rusinos son una etnia eslava oriental.

6. Nombre dado a los alemanes étnicos que vivían en el reino de Hungría, especialmente en la orilla del Danubio.

(*) Sociólogo.