Alfonso Daniel Manuel Rodríguez Castelao (Rianxo, 1886 - Buenos Aires, 1950) fue un político, escritor, narrador, caricaturista, dramaturgo, médico, pensador, ideólogo y pintor, considerado el máximo referente de la cultura y del nacionalismo gallego progresista del siglo XX.

 Su padre, Mariano Rodríguez Dios, emigró a Argentina a los tres meses de su nacimiento y en el transcurso de 1895 su esposa Joaquina Castelao Gemme se embarcó también hacia nuestro país, llevando con ella al pequeño Alfonso Daniel  a vivir a Bernasconi, donde nacerían las hermanas del máximo patriota de Galicia. Allí residió hasta 1900, y según contó el propio Castelao, fue donde descubrió el valor de la caricatura leyendo la histórica revista “Caras y Caretas”. A pesar de que Joaquina, una mujer de posición social más acomodada que el padre de Alfonso, poseía familiares en Rosario,  Mariano decidió establecer una pulpería en el sudeste pampeano y afrontar la dureza de una singular incertidumbre agravada por la soledad. Algunos piensan que aquel padre intentó de esa manera saldar su culpa original, consistente en haber aportado poco, desde lo material, al matrimonio. Por el contrario, no sólo puso de esa manera en tensión aquel contrato vitalicio, sino que su propio hijo creció durante años sin conocerlo. El Significante del Nombre del Padre se constituye, de esa manera, en una clave interesante al momento de intentar comprender cuánto influyó aquella infancia en Bernasconi  en la construcción posterior de un mito que conserva una vigencia palpitante en el corazón de los gallegos.

Castelao no es un nombre más en Galicia. Xan Pérez Leira, el cineasta que dirigiera el film “Castelao y los hermanos de la libertad”, asegura que nuestro antiguo vecino es “un sinónimo de Galicia, es como hablar de Argentina y San Martín” (1). Un emblema único en aquella vibrante e insumisa región española. Un gallego universal.

Alfonso y su familia permanecieron en nuestro país hasta mediados de 1900. Aquí nacieron sus hermanas Josefina (1897) y Teresa (1899). Alfonso Daniel, quien seguramente no imaginaba todavía llegar a ser considerado el gran patriota gallego, acudió a la escuela primaria en medio del caldenar, paisaje distintivo de una pampa apasionante, pródiga en cielo, inmensidades y silencios, que concitan la reflexión, el encuentro con el ser interior, la curiosidad, la voluntad (en términos nietzscheanos) y la rebeldía. Un contexto paradoja, único,l capaz de generar las condiciones que dieron lugar a una épica legendaria.

Quienes han estudiando en detalle la vida de Castelao recuerdan que el gran referente gallego rara vez hizo referencia, antes de 1940, a esa etapa ardua pero quizás definitoria de su vida.

“Ese mal recuerdo es patente en sus alusiones literarias a la soledad de la Pampa. a la "moura fartura" de la etapa migratoria (“Retrincos”), y al sufrimiento del niño Castelao y de su madre en la solitaria e inhóspita pulpería de su padre. E igualmente se aprecia en su descripción tanto del ambiente más bien sórdido de la pulpería” (2). Y, casi seguramente, también en el dolor que le produciría sentirse castigado por su padre por no mostrar aptitudes para el comercio. No es la única vez que la influencia paterna chocaría con la voluntad del patriota. Regresado a España, se gradúa en medicina, profesión que tempranamente decide abandonar. Castelao rubrica la decisión con la ironía propia de quien es capaz de caricaturizarse y satirizarse  a sí mismo:"Fíxenme médico por amor a meu pai; non exerzo a profesión por amor á humanidade”. No obstante, algo importante fluía al interior de aquel niño de soledad conminada. No casualmente, a los 12 años ya se había contagiado de la movilización españolista que impregnara las actitudes de la colectividad inmigrante gallega de la Argentina con motivo de la guerra colonial de 1895-98.

A partir de allí, su militancia terminaría únicamente con su muerte. Su infancia singular, de alguna manera, sostendría la epopeya sobreviniente de un libertario excepcional.

Castelao se unió en 1912 al movimiento Acción Gallega, cuyo objetivo era nada menos que despertar la conciencia de clase del campesinado. Exhibió además, rápidamente, su afición y talento para la pintura, lo que le valió reconocimientos y premios. Desde el punto de vista político, un momento trascendental en su vida lo marcó su incorporación en 1916 a las “Irmandades da Fala”. Allí afianzó sus convicciones y su desarrollo teórico en favor de un nacionalismo profundamente popular y transformador.

Desde 1926 fue miembro de la Academia gallega. Fue también nombrado diputado de las Cortes Constituyentes de la República y participó en la elaboración del proyecto del estatuto gallego. En 1926 publicó “Cousas”, su primer libro, compuesto de relatos breves; y luego, “Os dous de sempre y Retrincos”, ambas de 1934. El ensayo “Siempre en Galicia” (1944) refleja claramente su ideario político-social y se constituyó en una de sus obras más recordadas.

La mayor parte de la obra de Rodríguez Castelao está escrita en lengua gallega, como una rotunda afirmación de identidad y un instrumento permanente de militancia y denuncia, no exento de ironía y sarcasmo. Fue también un eximio dramaturgo, recordado por su obra “Os vellos no deben namorarse”  (“Los viejos no deben enamorarse”), de 1941.

Los dibujos y pinturas de este polifacético líder están igualmente signados por el mismo realismo crítico y la veta satírica que surge de sus escritos, a la vez irónicos y melancólicos.

Se dice que, en el caso de Castelao, la experiencia profunda de su niñez como emigrante, precedió en cuarenta años a su periplo como exiliado en Buenos Aires, ocurrido entre 1936 y 1950, año de su fallecimiento. Durante ese período, el tema de la distancia, el exilio y el destierro adquieren una connotación política emotiva, profunda y recurrente  en sus escritos, conferencias y cartas.

Castelao parece transmitir en ellos su comprensión acertada de que nunca más regresaría a su tierra. Y la lejana Argentina, con aquella fantástica Bernasconi en su memoria de niño, volvió a abrazar al revolucionario adulto en su último descanso, hasta 1984. Fue entonces cuando su cuerpo retornó a Galicia en medio de una movilización sin precedentes que ovacionaba a su hijo pródigo, serios incidentes entre la Guardia Civil y los militantes nacionalistas gallegos y una emoción popular única (4).





(1)   “Castelao y los hermanos de la libertad”, un reportaje de Matancero, que agradecemos a Francisco Canepele, quien nos proporcionara también los artículos previos escritos sobre Castelao en la Provincia y otros documentos imprescindibles para completar este artículo.

(2)   Núñez Seixas, José M: “Emigración y exilio antifascista en Alfonso R. Castelao: de La Pampa solitaria a la Galicia ideal”, disponible en http://anuarioiehs.unicen.edu.ar/Files/2004/Emigraci%C3%B3n%20y%20exilio%20antifascista%20en%20Alfonso%20R.%20Castelao%20de%20la%20pampa%20solitaria%20a%20la%20Galicia%20ideal.pdf

(3)   https://www.youtube.com/watch?v=EjMW1-hdUhI

(4)   https://www.youtube.com/watch?v=_mLgGWRC6p