El régimen de poder del neoliberalismo ha logrado desconectar el malestar económico-social de cualquier modalidad emergente de un proyecto transformador. Los políticos macristas son mediadores intercambiables que cuentan con esa maquinaria neoliberal capaz de producir nuevas formas de subjetividad. En este sentido es que el macrismo es una variante del poder neoliberal y no una hegemonía.

Por Jorge Alemán







Son los distintos  analistas que a partir del triunfo electoral se interpelan por la eficacia de la cultura macrista y especialmente por su eficacia política. En muchos casos se suele insistir en que la oposición es negligente y descuidada a la hora de desentrañar la lógica de dominación macrista. Según esta vertiente, las burlas y las críticas de nuestro "bando " no toman  en serio  ni como corresponde, el funcionamiento del dispositivo macrista en sus verdaderos alcances. Describamos algunos de estos aspectos y su posible eficacia.

1) El clima de contemporaneidad que rige su escenografía, discursos plagados de sintagmas de la autoayuda, un régimen de stand up generalizado que apela permanentemente a las potencialidades del "individuo", músicas livianas, cuerpos de bicisendas, calidad de vida new age, etc . Alentando siempre la idea de que lo "otro" es arcaico y ya abandonado por la historia.

2) El "funcionamiento en equipo" que a su vez no borra las individualidades, el estilo descontracturado de permanente progreso donde fracasar es imposible y donde la Capital Federal es la caja de resonancia perfecta para este espíritu de los tiempos.

3) La Señora Vidal, tal vez su máximo capital simbólico, de apariencia  virginal, despojada de todo interés personal y de toda referencia a la interpretación política y siempre amenazada por lo oscuro de fuerzas terribles: las mafias y el narco, que tienen como condición para mantener su potencia amenazante el no ser nunca nombradas en su especificidad.

4) La permanente preocupación por el dolor de los otros, el sufrimiento que esto les procura y la apelación a inventar actividades emprendedoras para como lo suelen explicar los manuales, aprovechar la desgracia para reinventarse en una nueva actividad exitosa.

No obstante estos gestos que consolidan la idea de que la clase media es el vector que unifica y estabiliza a la nación está siempre asediada por lapsus, deslices en la enunciación y distintos gestos y fórmulas de desprecio clasista que permiten el retorno de lo reprimido, retorno que revela un arcaico y antiguo rechazo por lo popular. Son los puntos de fuga del dispositivo macrista.

Pero la tesis que nos proponemos defender es que esto no procede de una inteligencia macrista ni de asesores ultra especializados que saben manipular a las masas en su favor.

Son los propios dispositivos del Neoliberalismo, su régimen de Poder, el que ha producido una novedad a escala mundial. Una novedad que ha tardado sin embargo mucho tiempo en prepararse, como suele ocurrir siempre con las novedades.

Esta novedad consiste en haber logrado desconectar el malestar económico- social de cualquier modalidad emergente de un proyecto transformador. Dicho en otros términos, el Neoliberalismo es una mutación del Capitalismo donde la relación con la Causa está rota hasta nuevo aviso. O en términos marxistas “las contradicciones" no son ya operativas. En este horizonte hay una "mala noticia”, la maquinaria capitalista logra como lo indica la palabra “Dispositivo” poner todo a disposición, contaminando a la política con lo que llamaríamos “ultrapolítico", a saber: infiltrando a la política clásica con fenómenos identificatorios, fantasmáticos. Estos fenómenos se captan mejor cuando se observa el exterior constitutivo del macrismo: el espectro kirchnerista y sus equivalencias metafóricas en Venezuela y el Populismo.



A la “hipermodernidad" macrista la amenaza un futuro que viene del pasado: la experiencia nacional y popular. Toda su supuesta contemporaneidad sobreactuada cruje cuando vislumbra que el proyecto popular no está muerto. Entre otras cosas, porque la verdadera experiencia moderna y republicana aconteció bajo el kirchnerismo.

"A la “hipermodernidad" macrista la amenaza un futuro que viene del pasado: la experiencia nacional y popular. Toda su supuesta contemporaneidad sobreactuada cruje cuando vislumbra que el proyecto popular no está muerto. Entre otras cosas, porque la verdadera experiencia moderna y republicana aconteció bajo el kirchnerismo... Los políticos macristas son mediadores evanescentes e intercambiables que cuentan con jugar con la corriente a favor de una maquinaria neoliberal con una potencia en la producción de nuevas formas de subjetividad..."

Los políticos macristas son mediadores evanescentes e intercambiables que cuentan con jugar con la corriente a favor de una maquinaria neoliberal con una potencia en la producción de nuevas formas de subjetividad, que encuentra su ejemplo mayor en aquellos que son capaces de atentar contra sus propios intereses por odio hacia los otros. En este aspecto el macrismo es una variante con su propia especificidad, del poder neoliberal y no una hegemonía.



La Hegemonía siempre se construye con lo que "no hay ", con el vacío como punto de partida, por ello nada va a "volver" y está todo por reinventar. Su condición primera  es no tener como punto de partida el régimen de dominación neoliberal y por tanto verse obligada a construir con fragmentos una voluntad contra hegemónica. Algo bien diferente del poder homogeneizante de la maquinaria capitalista. Ardua y desigual tarea si se tiene en cuenta el dispositivo mediático -judicial a disposición de la trama neoliberal. 

Madrid, 18 de agosto de 2017

*Profesor honorario de la UBA, miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (España) y de la Escuela de Orientación Lacaniana (Argentina).

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