Por Eduardo Luis Aguirre

Martin Heidegger, reconocido como uno de los pensadores más formidables de la historia, acarrea un costado oscuro en su biografía, a esta altura conocido por todos: su adscripción -más o menos explícita, según la óptica de los diferentes observadores- al nazismo.

La imagen del célebre Discurso del Rectorado, pronunciado en la Universidad de Friburgo, constituye  un documento gráfico que termina de ensombrecer al filósofo de la selva negra.

No obstante, sabemos también, nadie ha pensado como él durante el siglo XX, y sus extraordinarios aportes a la filosofía culminan con el majestuoso "Ser y Tiempo", escrito en 1927, un libro que fue considerado la contracara del mundo ilustrado y ha influido de manera decisiva en la filosofía occidental de los últimos cien años.

La preocupación de Heidegger por el ser, puso de relieve una de sus principales reflexiones, que rompe con el pensamiento moderno y se enfrenta con las doctrinas filosóficas humanistas europeas de los siglos XIX y XX, en especial, con el romanticismo alemán hegeliano. Esa preocupación estriba en la pregunta por la técnica, por la interpelación del rol de la tecnología como forma auspiciante de los totalitarismos. Es cierto que el profesor de Meeskirch no distingue entre el capitalismo estadounidense y la experiencia estalinista al momento de marcar la impronta nociva de la técnica. Pero también lo es que su postura -criticada por “presocrática”- si bien puede implicar una ventana a la comprensión de su desarrollo teórico hitleriano, también se mete con la tecnología y con el pensamiento que justifica y legitima la economía de mercado, con la ideología que la identifica como reproductora de un estado de cosas donde la técnica, justamente, determina las asimetrías del mundo del sistema de acumulación del capitalismo liberal.

Esta hipótesis supone una cuña sin precedentes, en el pensamiento eurocéntrico, forjado al influjo de Descartes, Hegel, Kant, Schopenhauer, Marx. Propone la existencia de "otra" filosofía. Y con ello reconoce que el idealismo alemán de la modernidad no es la única fuente donde abrevar, ni el humanismo occidental la única posibilidad de explicar el mundo. Un mundo cuya historia, según Hegel, iba del este hacia el oeste, concebía a Europa y su cultura como el centro del universo, desconocía las culturas china, india,  semita y bantú y directamente suprimía a América Latina, su cultura y su pensamiento de la historia Universal.

Ese eurocentrismo cristaliza una colonialidad del pensamiento que subsiste hasta el presente y que en buena medida, Heidegger contribuye a conmover  poniendo en cuestión la técnica y con ello, también, al capitalismo liberal de occidente y su lógica de acumulación transnacional. Técnica, tecnología, modernidad, mercado, capitalismo liberal y saber tradicional explicaban, para el profesor de Friburgo, el totalitarismo, con independencia de sus adscripciones ideológicas, el sesgo de su crítica al liberalismo y su también marcado anti estalinismo.

Es entendible, entonces, que aún cuando su pensamiento no haya aludido críticamente y de manera expresa al capitalismo, sí lo haya hecho, en cambio, respecto de la técnica y el mercado mundial. Su opinión sobre la primera cuestión ha sido expresada muy claramente en “La pregunta por la técnica”, aunque vuelve sobre la misma y también sobre la idea del mercado en otros escritos: “No sólo dispone [el dominio técnico] todo ente como algo producible en el proceso de la producción, sino que provee los productos de la producción a través del mercado. Lo humano del hombre y el carácter de cosa de las cosas se disuelven, dentro de la producción que se auto impone, en el calculado valor mercantil de un mercado que, no sólo abarca como mercado mundial toda la tierra, sino que, como voluntad de la voluntad, mercadea dentro de la esencia del ser y, de este modo, conduce todo ente al comercio de un cálculo que domina con mayor fuerza donde no precisa de números”(1).

El mercado, en definitiva, la concreción moderna de la relación entre el sujeto y la cosa, suponen para Heidegger un abandono del ser. Del ser “ahí”. Del "dasein".

Y dejan planteada la posibilidad de articular nuevos abordajes epistemológicos, diferentes a la hegemonía impuesta por el racionalismo liberal. Ese dato, por sí solo, no habilita a pensar una apertura hacia lo diverso y un reconocimiento de la otredad. Pero autoriza a analizar qué otros elementos constituyen la técnica, “que permite salir de lo oculto”(2). Entre ellos, el derecho, sobre el que Heidegger no ha dicho demasiado.

Por eso es necesario hacer encajar las piezas del pensamiento heideggeriano para poder reproducir con algún nivel de fiabilidad su postura frente al derecho, al poder, a la violencia y, finalmente, al castigo.

La ya referida mención de la valoración que Heidegger hace de la modernidad, a la que según algunos autores  asume como el auge de la subjetividad metafísica, lleva a pensar en una reivindicación del mundo premoderno. Esto implicaría suponer “que el proyecto ontológico heideggeriano debe poder prestarse al sostenimiento de un concepto no moderno del derecho, o, en palabras más directas, a la validación de una idea de lo jurídico incompatible en última instancia con el derecho subjetivo y, especialmente, con el discurso de los derechos humanos” (3).  Desde estas perspectivas, se destaca críticamente que ciertas investigaciones como las de Luc Ferry y  Alain Renault, “permiten percibir en la embestida heideggeriana en contra de la modernidad un sustrato común a las impugnaciones de la modernidad jurídica – y, concretamente, de los derechos humanos- efectuadas ya sea en nombre de una reivindicación de la experiencia jurídico política premoderna, o a favor de un perspectivismo axiológico que nos exhorta a adentrarnos valerosamente en los espacios de la contingencia posmoderna” (4)

 





(1) “¿Y para qué poetas?”,1946, disponible en http://www.mercaba.org/SANLUIS/Filosofia/autores/Contempor%C3%A1nea/Heidegger/Y%20para%20qu%C3%A9%20poetas.pdf

(2) “La pregunta por la técnica”, disponible en http://www.bolivare.unam.mx/cursos/TextosCurso10-1/HEIDEGGER-%20LA%20PREGUNTA%20POR%20LA%20T%C9CNICA.pdf


(3)  y (4) Herrán, Eric: “Heidegger y la crítica contemporánea de la modernidad jurídica”, disponible en http://www.cervantesvirtual.com/obra/heidegger-y-la-critica-contemporanea-de-la-modernidad-juridica/

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