En sucesivas ediciones de nuestro blog, habíamos advertido, de distintas maneras, sobre el riesgo de cederle a las derechas duras el rol de gestores "eficientes" de las políticas públicas en materia de administración de las  nuevas formas de conflictividad.

A expensas de esa pasividad de los críticos, puede explicarse en buena medida el crecimiento sostenido de las prácticas y narrativas del pensamiento reaccionario en materia de "seguridad" pública, transformando a la misma en un fetiche imprescindible de las agencias políticas, capturadas desde lo peor del pensamiento conservador, por políticos de esa catadura.
Acaba de llegar Rudolph Giuliani a la Argentina. Como no podía ser de otra manera, el referente del realismo de derecha norteamericano vino de la mano de una de las expresiones políticas reaccionarias con mayor intención de voto en la provincia más importante del país. Su prédica, por conocida, no debe dejar de (pre) ocuparnos. Ya sabemos cuál ha sido su postura respecto de las iniciativas de Juan Carlos Blumberg, el otrora ingeniero que contara con el generoso apoyo de los grandes medios de comunicación que -vaya coincidencia- son los que ahora aúpan al candidato anfitrión de este retardatario gestor de estrategias binarias y brutales en materia de convivencia social.
Si bien Massa se animó a deschavarse ideológicamente con la importación de semejante compañero de ruta, de quien espera poder extraer conclusiones para adaptar a nuestra realidad, a Giuliani lo conocemos desde hace demasiado tiempo.
Sabemos que sus "estrategias" segregativas, prejuiciosas y violentas en materia  política criminal han sido mucho más exitosas desde lo mediático que desde sus verdaderos resultados. Que Boston o San Diego -que no pusieron en práctica la "tolerancia cero"- pudieron exhibir mejores estándares en términos de articulación de formas de convivencia armónica que Nueva York, durante la "era" Giuliani, aunque recibieran un favor y un reconocimiento mucho menor de parte de la gran prensa estadounidense.
Que sus prédicas incluyen posicionamientos igualmente reaccionarios en materia de política exterior, propiciando una relación todavía más hostil -también de "tolerancia cero"- de EEUU para con Cuba, Venezuela u otros países insumisos a los designios imperiales (http://www.prensa.com/uhora/mundo/con-romney-habra-una-posicion-mas-firme-contra-chavez-y-cuba-dice-giuliani/110866).
Giuliani justifica la tortura y propicia la construcción de nuevas cárceles (http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-168288-2011-05-17.html), ha dicho que le ve un gran futuro a Sergio Massa, y éste -exhibido como el campeón del montaje de las videocámaras- que espera contribuir a que los delincuentes dejen de entrar por una puerta y salir por la otra. La aporía perfecta del léxico simplista pero (mal) intencionado de la peor derecha criolla. No nos quejemos ahora. Si Massa, Giuliani & cia ocupan estos lugares, es porque la mayor parte del arco iris ideológico del pensamiento crítico no se ha preocupado lo suficiente por construir un programa político criminal democrático. En Argentina y en la región.